En 1982, Steven Spielberg estrenó una adorable película de ciencia ficción familiar que ha trascendido el tiempo y los géneros. El aclamado director plasmó su visión de la amistad de un niño y un visitante del espacio exterior y, desde entonces, la audiencia sigue enamorada de un frágil extraterrestre perdido en nuestro planeta.

Precoz, brillante y exitoso. Steven Spielberg es una de las personalidades más influyentes de la historia del séptimo arte. Sus películas han alcanzado el estatus de clásicos, que han trascendido el tiempo y siguen llegando a los amantes del cine de varias generaciones. Entre otros méritos, el director ha logrado llevar su estilo único de cine al corazón de millones de espectadores en todo el planeta.

El personaje de Elliott Talbot —en cierta medida, un reflejo de las experiencia infantil de Spielberg—, primero anfitrión y enseguida amigo del alienígena extraviado en la Tierra, debe enfrentarse a la sacudida emocional de la reciente separación de sus padres, a encajar en el colegio y a un mundo ignorante y cruel que amenaza a su recién hallado amigo del espacio. Un papel con múltiples capas que marcó la trayectoria profesional y vital de Henry Thomas.

De las muchas escenas icónicas que se recuerdan de E.T. el extraterrestre, dos en particular son sueños infantiles hechos realidad: la de la silueta sobre la luna de la bici con Elliott y su amigo alienígena, y la trepidante persecución que acaba con la pandilla de amigos pedaleando hacia la puesta de sol.

El proyecto de E.T. el extraterrestre surge de varios conceptos distintos que en un instante de mágica inspiración se fusionaron en la mente de su creador, Steven Spielberg.

Steven Spielberg y George Lucas se hicieron amigos en los setenta, década en la que ambos se consagraron con grandes éxitos, pasándose el récord histórico de taquilla de mano a mano. Finalmente, en los ochenta unieron sus talentos en películas memorables.

El maquillador experto en efectos especiales Rick Baker estaba deseando que llegara la fecha del 21 de octubre de 1980. Ese día iba reunirse con Steven Spielberg para un proyecto inspirado en Night Skies. Al final, Baker y Stan Wilson, otro gran profesional del mismo ámbito, no se encargaron de lo que el director les propuso: el diseño de E.T. el extraterrestre.

En ocasiones, se llega a desvelar cómo ciertos papeles icónicos fueron inicialmente rechazados por importantes actores, o que una película mítica fue, al principio, ignorada por varios estudios antes de recibir luz verde. Este tipo de anécdotas son desconcertantes para el público. Pero el cine es un negocio hasta cierto punto imprevisible, y una película a priori destinada al fracaso puede convertirse en una de las más taquilleras de la historia, como sucedió con E.T. el extraterrestre.

Seguramente pocos espectadores conozcan el nombre de J. Allen Hynek, pero hablamos de alguien fundamental para que Steven Spielberg acabara desarrollando E.T. el extraterrestre. Fue Hynek quien descubrió al director el caso ufológico conocido como Kelly-Hopkinsville, que dio lugar al proyecto Night Skies, antecedente directo de E.T. el extraterrestre1.

Seguramente pocos espectadores conozcan el nombre de J. Allen Hynek, pero hablamos de alguien fundamental para que Steven Spielberg acabara desarrollando E.T. el extraterrestre. Fue Hynek quien descubrió al director el caso ufológico conocido como Kelly-Hopkinsville, que dio lugar al proyecto Night Skies, antecedente directo de E.T. el extraterrestre1.